CAPÍTULO PRIMERO
- César Sánchez
- 23 mar 2020
- 15 Min. de lectura
Actualizado: 4 oct 2021
Marzo
Autor: César Sánchez
15-Mar-20
Mi nombre es César, vivo en CDMX, soy hipertenso y asmático. Karla, mi esposa, porta en su estomago una colostomía, no hubo contactos cancerígenos por suerte, pero sí doce kilos menos en su cuerpo, hasta hoy solo ha recuperado tres de ellos, los que le han costado subir un carajo. Cuatro meses nos dijeron los doctores, cuatro meses y será reconectada, han pasado nueve y aún no tiene cita en cirugía. Como verán somos dos personas vulnerables ante la pandemia que se acerca o esta al acecho. Pensando en ello y en que tenemos dos hijos (Eliseo de 7 años y Bruno de 13), hoy por la mañana, fuimos a hacernos de los víveres habituales que cubren nuestras necesidades del transcurso de la semana. Dentro del mercado, sorteando interpretaciones casuales sobre nuestro sistema de salud, determinamos que tanto gobiernos anteriores como el actual son parte de la corrupción o se dicen fuera de ella al tiempo que el mórbido cuerpo insano de nuestro sistema de salud, bonachonamente los hace parte de ellos. De vuelta a nuestra contingente realidad acordamos de botepronto duplicar y, en algunos casos, triplicar los artículos acostumbrados y no perecederos, pensando de forma básica y e intuitiva: a menos salidas de casa, menos probabilidades de contagio.
Hoy suman 53 casos positivos y muere el primer mexicano por covid-19, es José Kuri, primo de Carlos Slim.
16-Mar-20
Ayer, algunos medios y periodistas, dieron por muerto al primer mexicano por Covid-19, horas después, el fallecimiento “disputado” por los medios fue desmentido (espero que la muerte periodística, de los siempre pilotados y alarmistas, se acerque a ser cierta y efectiva).
Todo el día pensé en café, de hecho en este preciso instante estoy pensando en él, creo que es una infusión que no debe faltar si esto se va a tratar de profundas y prolongadas inmersiones dentro del hábitat. Fui andando en búsqueda de él a Olivo&café, negocio de un amigo localizado en la colonia Santa Ma. La Ribera, donde vende el café Finca Galván (que dicho sea de paso, es unos de los mejores granos que se dan en Coatepec, Veracruz). Trasladándome a por él una voz me llamo, era el papá de un amigo de mi hijo Eliseo, que un tanto desconcertado, pero expedito en su elocución, me regreso al tema de profundas y prolongadas inmersiones dentro del hábitat, refiriendo no saber cuando y bajo que condiciones la empresa en la que trabajaba lo dejaría ausentarse para asumir una posible cuarentena, desprendiéndose de ello una duda mayor: “con tal ausencia mantendré mi empleo y me continuaran pagando. Ahora mismo no tengo ni para una mínima despensa con la cual hacerme” remato.
Lo único que le pude decir (y admito que para esto soy muy malo. A las pruebas me remito) es que se reuniera con su familia más cercana y platicara de esto, que organizaran gastos entre todos y visualizaran en conjunto los posibles escenarios a presentarse en el futuro pues de esta forma serían menos dolorosos. Lo noté aún más desconcertado que al principio (se los dije) Una fracción de tiempo antes de llegar a despedirnos me dijo algo que, por el tono que utilizó sonó que se lo decía para sus adentros: “No sé… yo voy a seguir trabajando”.
Nada más doblando la última esquina para llegar a Olivo&Café vi clausuradas todas mis intensiones puestas en esa andanza. El negocio lo encontré cerrado.
Hoy Emmanuel Macron, presidente de Francia, anuncio medidas directas para palear la existencia económica ordinaria ante el Covid-19: asumir créditos, garantizar a pequeñas empresas el no pago de impuestos ni cargas sociales, suspender alquileres (rentas) de locales, facturas de gas, agua y electricidad, el subsidio por desempleo parcial “se ampliará masivamente” para que ningún asalariado quede sin recursos y 300.000 millones de euros de préstamos bancarios para pequeñas, medianas y grandes empresas. Veamos de qué forma lo concreta pues recordemos como hasta hace unas semanas tenía a gran parte de la clase trabajadora en las calles sin ningún ofrecimiento de su parte.
Hoy suman 82 casos positivos de Covid-19 y muere Vittorio Gregotti padre de la arquitectura moderna italiana víctima del virus.
17-Mar-20
Recién desperté me asomé al balcón; el amanecer fue índigo, un viento fresco y ligero estiraba las nubes hasta romperlas en hilachos. Es imposible creer que, en tanto experimento el acto más cercano a renacer, la proliferación del virus letal se disemina.
A las 8:30 a.m. Karla entra a la cocina cargando un bloque de libros que a primera vistas parecen ser de Eliseo. Abstraída y fastidiada me cuenta que ha decidido que nuestro hijo más pequeño no asista más a clases por el momento: “un tanto por recomendación de la maestra y directora, otro tanto debido a que la gran mayoría de mamás decidieron resguardar a los pequeños hasta el 20 de abril”, fue la justificación. La invité a sentarse y preparé el desayuno.
Buscando el mejor sinónimo para culminar “meteórico” el primer párrafo del día, entra una llamada a mi celular, veo el reloj en la pantalla del computador y marca las 10:12 a.m. Con el celular puesto en mi oído escucho una voz femenina, informando que habla de la secundaria a la que Bruno asiste. Me avisa que mi buen hijo puberto tenía dolor de cabeza y, que por seguridad y disposición oficial, no debía permanecer más dentro las instalaciones escolares, por lo que a la brevedad posible se debía ir por él. Platicando, ya dentro de casa, Bruno me informo que lo del dolor de cabeza había sido una mentira, que realmente solo tenían un poco de fluido nasal –habitual a su alergia recurrente de casi toda su breve vida–, y, con el gesto inocente que es dibujado cuando salta la actitud adorablemente cínica de un adolescente, me fue contando que lo de la mentira de la jaqueca había sido para apresurar su salida, pues en su salón solo habían asistido seis compañeros de clase y, ninguno de ellos pertenecía a los amigos con los que acostumbraba juntarse. Bruno, al igual que su hermano, no asistirá a clases hasta el 20 de abril, un tanto por la notable inasistencia de alumnos y maestros y, otro tanto por decisión colegiada de mamá y papá.
Como verán el plan “Matrioska” del secretario de educación fue derrotado.
Hoy suman 93 casos positivos de Covid-19, trascendió que Alemania, Seattle E.U.A. y China, están muy cerca de obtener una vacuna. Esta suerte de nueva Guerra Fría no será por la conquista del espacio, ni por la innovación armamentista o nuclear, será guerra epidémica y de competencias tecno-científicas.
18-Mar-20
Desayunando con la familia unos huevos, acompañados con salsa pasilla de las enchiladas potosinas que comimos ayer (realmente Karla se sacó un diez con esta salsa), me llego un whatsapp de Isaí, un amigo profesor en filosofía y poeta. El contenido del mensaje: el reciente artículo de Zizek, donde platea que el coronavirus es un golpe a lo Kill Bill al sistema capitalista. Que buena salsa, re-pensé.
En el verano del 2011 publiqué Huelga decir, gráficas de brazos caídos (un proyecto de narrativa expandida, donde el texto es completado con gráficas prestas a reproducir como esténcil o carteles, con la idea de alentar la huelga y algunos otros importantes argumentos que la fundamentan), con el citado proyecto me interesaba hacer luz sobre los beneficios sociales que contrae la Huelga, tanto en la acción sindical-laboral, como en el terreno que se da en llamar “sociedad civil”.

en busca del tiempo perdido
Fue realmente satisfactorio e intenso llevarlo a cabo, pues en el momento de su realización se estaba concibiendo la Primavera Árabe, lo que desembocaría en los movimientos “Ocupa” en Europa (sobre todo en España) y E.U.A. Declararse en brazos caídos o paralizar una ciudad, pueblo o país, resulta un instrumento social efectivo para generar cambios sociales, cosa que todo ser de mentalidad capitalista lo ve como una profanación a su credo laboral personal, les es Inadmisible ver parada su maquinaria de hacer dinero (la mano de obra y pensante), pues bien saben qué hacer un alto en el camino (holgar, descansar, tener un momento de óseo), puede significar que su contraparte abra un tiempo dentro de su automatismo para girar la vista y observar el tipo de relación laboral, sus condicione de trabajo o simplemente reunirse para empujar un cambio. Por lo que las manifestaciones que consignan un paro o una huelga siempre han sido vistas, para los propietarios de los medios de producción, con gran temor y alarma, pues amenazan la acostumbrada sobre-producción de su maquinaría a costa de la sobreexplotación del trabajador, todo para contar con excedentes y desmedidos privilegios económicos. La educación, seguridad, garantía laboral o tener un certificado de empresa socialmente responsable son un estorbo para sus desbocadas ambiciones. El proyecto anarcosindicalista de finales del siglo XVIII y principios XIX (reyes de complot, la acción directa, anticlericales y partidarios de la huelga general), exigía que al trabajador le fuera resarcido el 45% de las utilidades brutas de la empresa, con el fin allegarse cultura y educación, antes que comodidades. Creen ustedes que hoy en día existe alguna empresa en el mundo que distribuya sus ganancias en los porcentajes que exigían y por los que siempre lucharon los anarcosindicalistas de hace más de un siglo. Esta es una de tantas causas por las que el poder económico construyo su desprestigio.
Pues bien, a lo que nos enfrentamos en próximas fechas es a un paro (cuarentena, sana distancia, etc.) que al contrario de ser un paro por consignas laborales o sociales, si puede llegar a tener los tintes indispensables para empujar una transformación del sistema económico, labora y social del mundo, más aún si como lo presagian algunos científicos, esta será una de muchas pandemias que tendremos que sufrir a lo largo de futuras generaciones.
Dado que el tema es profundo y extenso creo que será necesario ir abordándolo conforme no lo pida el Covid-19
Les dejo el link de Huelga decir, https://issuu.com/huelgadecir/docs/contemporalh_d
ahora forma parte de mi reciente novela intitulada Contemporal https://www.contemporal.art

vivir para trabajar o trabajar para vivir
Hoy falleció la primera persona por Covid-19 en México, suman 118 casos positivos.
19-Mar-20
“¿Qué pasa conejo?” escuche la voz arropadora de Karla entresueños. Adormecido y en la oscuridad percibí, de forma estropeada, su intento por despertar a Eliseo que ya transitaba del sollozo al llanto en su pesadilla. Cogí con mano ciega del buro mi celular, marcaba las 3:43 am. Karla había notado su alteridad un par de horas antes de dormir. Con el fin de que se tranquilizara, lo comunico vía celular con Alonso, su mejor amigo de Tlayacapan, lo que no lograría del todo pues Eliseo hizo mueca de espanto cuando su amigo le informo que él y toda su familia estaba enfermos de gripa: “¡No puede ser, todos están enfermos!” “¿Qué va a pasar?” Karla lo abrazo y le ofreció que esa noche durmiera con nosotros.
Hoy suman 164 casos positivos de Covid-19 y un fallecido.
24-Mar-20
Ayer salió el último de nuestro tres residentes (no se los había mencionado, pero para allegarnos un poco de ingresos, sin dejar de lado nuestro espíritu de divulgadores de cultura, hace un par de años decidimos destinar un espacio dentro de nuestro departamento como residencia de escritores y artistas), el primero, un chico muy joven, guionista de cortos, se fue a su natal Uruguay nada más supo lo que se avecinaba. El segundo como de 32 años de edad, dedicado al web-art, por la inseguridad nacida de su incredulidad y negación al virus, a una hora por las tardes durante una semana y media tocó la puerta de mi oficina para platicar sobre los escenarios posibles a presentarse con el covid-19, finalmente convencido retorno a su natal California el viernes pasado. El tercero, un escritor de Hermosillo, Sonora, entrado en los cuarenta y dedicado a la novela expandida con tintes de lo que se ha dado en llamar narcoliteratura del cual tengo que confesar que tuve que armar toda una estrategia un tanto fulera para empujarlo fuera de su residencia, pues, además de gobernar en su persona lo iracundo y estridente, hace más de tres semanas que se cargaba una tos de los mil demonios que a media madrugada nos hacía despertar a todos los habitantes con sus ataques furtivos de tos que irremediablemente nos congelaban, haciéndonos cavilar en teorías y supuestos que cada noche, Karla y yo, le sumábamos una nueva premisa o refutábamos la de la noche anterior para fundar otra, esos sí, siempre en torno a la desventura de tener al interior del departamento el dichoso pinche virus. El caso es que ayer el sonorense empaco y nos dejó, advirtiéndome un tanto vengativo que, aún seriamos vecinos pues se habían mudado a un cuarto en las inmediaciones del barrio de La San Rafael, que dicho sea de paso, yo mismo le había recomendado hace unos días.
Un par de horas antes de anochecer Karla y yo subimos a darle un paseo por la azotea del departamento a nuestra can de nombre La Gorga. Ausente el sol y sin nubes, la tarde incitaba un sentimiento perenne en cuanto penetrabas la vista al azul celeste del cielo, ahora reconocíamos que unos cuantos ahorros, una mínima despensa, exprimir todo el plástico de los usureros y la ayuda solidaria de la familia conforme avance la pandemia, será nuestra apuesta.
Hoy suman 405 casos positivos y cinco muertes víctimas del virus. El gobierno mexicano a través de su presidente anuncia que entramos en fase dos.
26-Mar-20
Llega la noche, lucho por evitar sentirme dentro de un largo sueño delirante, dudas a la vez que invenciones utópicas para un futuro después del virus se agolpan en mi mente. Un ejercicio que recientemente he practicado para engañarla es, pensarme como aquellos músicos de jazz de los años setentas del siglo pasado –maestros de la improvisación–, que con despiadada seguridad nacida del dominio de su instrumento, vencían, pero seguramente también, enfrentaban el miedo a cada noche de concierto, a cada nota, a cada intervalo, a cada melodía que conseguían culminar. No hay forma más osada de medir el pulso al devenir que lanzarnos al vacío en tiempo real, improvisar o enfrentar a la muerte son unos de los momentos limite que se nos ha dado al ser humano para corpóreamente apreciarnos vivos, con ganas de luchar por despejar la noche y mitigar el estado de derrota tal vez por el momento que dure la nota.
Hasta ayer, miércoles por la noche, había 475 personas infectadas y seis defunciones.
28-Mar-20
Hoy abrí la bolsa de café de Finca Galván, no les había contado, pero Huematzin, dueño de Olivo&Café al leer mi entrega del día 16M tuvo la amabilidad de traerme hasta mi departamento medio kilo de grano molido listo para ser utilizado en filtro de papel, los que habitualmente usan las cafeteras Oster. Una color negro es la que acompaña mi laborar. Con su amable entrega Huematzin me informo que cerraba el negocio hasta nuevo aviso, anticipando y previniendo acciones ante lo aún palpablemente desconocido y próximo a llegar a territorio mexicano. Con ello Hedonismo: la pequeña empresa de repostería casera que Karla ––iniciada hace apenas seis meses y proveedora de Olivo&Café––, era afectada. Esto es soló un ejemplo micro de lo que pronto se desencadenaría, cuál segundo virus, en la cadena productiva de nuestro país y otras latitudes.
Con mi taza rellena y el ambiente saturado de aroma a café recién elaborado, me senté frente a la computadora. Apenas entrando a Facebook me percaté que Serner, un amigo filósofo, escritor y músico, estaba conectado en la red social, le pinché al ícono de cámara con la intención de conseguir enlazar una videollamada. Hola, recibí de respuesta en el momento que un somnoliento Serner apareció en pantalla. Después de los saludos y las nimiedades convencionales al común de las personas que al inicio de una reunión acostumbran en automático actuar, platicamos de nuestro proyecto de editorial que teníamos a bien la intensión de lanzarla en abril, de los avances de nuestros proyectos personales y demás. Serner me pido lo esperará un instante, regreso a cuadro sujetando una taza de café. Ahora éramos dos tipos en la distancia dialogando y tomando café, mediados, a la vez que, interconectados por un ordenador. Aunque el empleo de la videollamada la había hecho un sin fin de veces en el pasado, ahora connoto un significado diferente, observándome fui elucubrando hasta que tanto nuestro estilo de vida sería trasformado después del virus, pues lo que antes era otra opción más de comunicación, como la videollamada, en un futuro inmediato podría estar supliendo al encuentro físico, clausurando el vernos ocupar un espacio y tiempo compartido dentro de simple café. Me despedí de Serner y me fui a recostar a la cama trabado en una retahíla mental imparable de escenarios de ver encadenarse pandemias mundiales en el futuro próximo: “los espacios comunes de reunión o desaparecerán o tendrán que ser sometidos a verificación que las autoridades de salud estandarizaran, así, las personas a visitar un lugar de más de tres personas tendrán que someterse a controles para obtener su verificación de salud que muy bien podría ser un código QR portado en nuestro celular y escaneado por la autoridad de control del lugar de reunión. Imagino un concierto o una obra de teatro: por método de control, los teatros serían mucho más pequeño que los existentes, para obtener un boleto de entrada sería con mucha antelación y bajo controles individuales de verificación estrictos y trasparentes en beneficio del público asistente, los artistas y trabajadores implicados, como para los dueños del recinto. Los viajes y turismo se verían afectados en cuanto a tiempo y economía por las fórmulas empleadas para consolidar un “viaje seguro”, pues al igual que los teatros, recintos de concierto, estadios deportivos y centro de grandes congregaciones, tendrían que pasar por sin número de verificaciones, esto haría que los coches, aviones y helicópteros particulares proliferaran. Los viajes trasatlánticos serían más baratos y seguros en barcos, si estos habilitaran cápsulas antisépticas para uno o varias personas. Nuestro hábitat se transformaría de forma sustancial, pues al ver las personas disminuidas su tránsito exterior, los espacios interiores tendrían que suplirlos de una u otra forma, por lo que se recurriría a instalaciones ambientales, jardines interiores, más terrazas y azoteas que ampliaran su tiempo y espacio al aire libre, la unión entre arquitectos, ambientalistas y artistas será idónea para crear hábitat más amenos y con iconosferas estudiadas para estancia de largo periodo. Los artistas visuales tenderán a realizar net-art, video-arte, exposiciones virtuales o activismo visual a través de las mismas redes que sean implementadas y seguras para la interconexión de comunicación, reunión o asambleas del cuerpo antisistema laboral mundial, pero a su vez también habrá los que bajo el encierro evoquen la nostalgia del ser oficioso del renacimiento y anterior a la gran invención eléctrica de Tesla. Los museos sufrirían la misma transformación que los espacios teatrales o recintos de concierto. Los llamados “negocios fantasmas” proliferarán y con estos las empresas de repartición domiciliaria, los que tendrían que reclamar, al igual que muchos otros trabajadores en estas mismas condiciones, al Estado y a la empresa un régimen labora de mayores estándares económicos y sociales al ser trabajos de alto riego. Incrementaría, sin lugar a duda, el trabajo en casa, en este caso el trabajador deberá reclamar herramientas básicas de trabajo como: internet, muebles, porcentaje de renta para la oficina montada en su propio departamento a la empresa que lo empleé y, aún con la experiencia recientemente pasada por China y, de la que da cuenta el filósofo Byung-Chul Han, donde el Big Data jugo una suerte de comando de control, donde los celulares de los mismos ciudadanos y cámaras instaladas en toda la urbe sirvieron para ello y, que a decir del filósofo surcoreano, será una fórmula que muchos gobiernos seguramente instauraran, por mi parte pienso que aun con este novel y extremo mecanismo de biopoder –que ni el mismo Foucault abría pensado llegaría–, nada más termine este virus enclaustrante la organización del cuerpo antisistema laboral tendrá que ser mundial, una suerte de “Primavera Global” tendrá que ser impulsada por los trabajadores del mundo, a través de ordenadores que contengan programas que escondan la información, acompañados de software que sirvan para confundir o encriptar contenido y cerrar la vista al Big Data o policía cibernética (Tor, Tails o Qubes son algunas herramientas que ya lo hacen), así como en los viejos tiempos se elegía los mejores lugares de clandestinidad en la selva o en la ciudad, hoy estos lugares se deberán encontrar en la caótica red digital. Así como en los viejos tiempos de la guerra industrial se protestaba destruyendo las máquinas, en este nuevo ludismo del siglo XXI tendremos que sacar por los balcones o ventanas el ordenador del empleador y al unísono dejarlo caer".
Ir por la renta universal y más tiempo de ocio para la tierra como para el trabajador puede que sea lo primero por luchar y conseguir, digo, solo para abrir boca.
Hasta el día de hoy 16 muertes y 848 contagiados.
31-Mar-20
No tenemos servicio de canales por cable, mis hijos son de la generación del internet. Hace ocho meses regresando de Tlayacapan, Morelos –donde vivimos tres años–, les pregunte si es que iban a querer servicio de TV por cable, su respuesta fue un no rotundo acompañado de: “¡Solo queremos servicio de internet!”. Tal decisión no creó desagrado en Karla y en mí, Karla de un tiempo a la fecha y por su condición de paciente en espera de intervención quirúrgica, se involucró en la gastronomía mexicana, en la preparación de alimentos especiales para ella y en la repostería casera apoyada tanto de tutoriales como por recetas familiares, resultado de ello fue la apertura de su negocio de repostería que en muy poco tiempo subió como la espuma. Hoy con gesto inequívoco me dice que las recetas de salsa contenidas dentro del libro La cocina mexicana de Socorro y Fernando del Paso –con excelente prefacio de Fernando, por su puesto–, a su parecer no fueron bien seleccionadas: “o tal vez como fue un recetario originalmente pensado para un público francés, el tipo de salsas elegidas fueron muy ligeras” sugirió.
La sala de televisión desapareció y con ello lo ancestral que puede representar la congregación en torno a un pretexto, última ceremonia pariente endeble de la reunión del fuego, de esta forma los miembros de la familia se dispersaron, paradójicamente, dentro de un espacio común, ocupando cada uno su lugar dentro del departamento: Karla lo concentra entre la cocina y la oficina; Eliseo entre su recámara con visitas esporádicas a la recámara de su hermano, pues está en la edad de admirar al hermano mayor; Bruno, como adolescente que es, el ochenta por ciento lo pasa sumergido dentro de su recámara y yo entre mi cama: isla donde imagino y recreo esperanzas, la oficina: donde leo, escribo, entro a la red, fijo, fundo, termino proyectos, entro a la red, leo, pendejéo, contemplo, escribo, dibujo, pendejéo etc. y otro tanto en la azotea lugar recién descubierto que me ayuda a sorber aire y espacio exterior con una que otra visita dócil de La Gorga, nuestra perra de avanzada edad que adoptamos en un asilo de Lomas de Cocoyoc, precisamente ahora que estuvimos viviendo en Tlayacapan, la que sube y baja libre y contenta por la azotea y el departamento en busca de algún miembro de la familiar que le haga cariños.
Ayer el gobierno mexicano, con la notoria ausencia del presidente de la república, anuncio la fase llamada Emergencia General, en la que se invita a toda la población a confinarse, lo que más puedan, dentro de sus casas hasta el 30 de abril. Los lugares y trabajos llamados prioritarios, serán los únicos que se les permita en abrir y circular bajo protección y sana distancia. Todas las imágenes y noticias que nos llegaban hace un par de meses del exterior, hoy se empiezan a revelar en nuestro territorio común. Hoy entramos a un túnel desconocido con la esperanza y la condición en mente que, de transitar todos en orden y organizados veremos con orgullo y satisfacción la luz del otro lado del túnel transcurrido un mes.
Al día de hoy se cuentan 1215 contagiados del virus, 29 muertes en México.
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