Crónica I
- César Sánchez
- 1 oct 2021
- 4 Min. de lectura
A propósito de la actual lucha del SME y la exposición Los exilios de Renau.
En el año 2007 propuse por primera vez a la dirección del Instituto de Arte Moderno de Valencia (IVAM), la importancia de realizar una exposición, basada en mi investigación, en torno al mural Retrato de la burguesía con la realización de un montaje escala 1:1 de mencionado mural. Una obra que Josep Renau –uno de los más importantes artistas valencianos– una tarde de refrigerio del año de 1937, en un restaurante cercano a una playa valenciana, pronunciará frente a David A. Siqueiros y Ernest Hemingway la frase «Acero CONTRA Carne Humana», noción con la que el artista valenciano intentó condensar todas las vivencias pasadas frente a sus ojos de una España en guerra. Dicha frase conseguirá incrustarse en la memoria de David A. Siqueiros para ser utilizada dos años más tarde como una suerte de epílogo de la Guerra Civil Española en los muros del novísimo edificio del Sindicato Mexicano de Electricistas diseñado por el recién graduado arquitecto Enrique Yáñez. Aquella ocasión, la dirección del museo me dio un no rotundo, en momentos en que dicho museo se encontraba comandado por Consuelo Císcar, vinculada al Partido Popular –partido de tendencia conservadora en España– y, que años después, fuera acusada de malversación de recursos y cohecho en el ejercicio de sus funciones como directora de ese recinto museístico. En 2009 –cinco meses antes que Calderón diera su «golpe bruto» en contra de Luz y Fuerza del Centro– se estaría inaugurando la muestra «Retrato de la burguesía, un mural colectivo» en el Museo de la Ciudad de México, la cual fue desmontada sin mi consentimiento por la dirección del museo, debido a las vigorosas y plausibles movilizaciones suscitadas por el ilegal decreto calderonista. Obstinado, en el año 2011 propuse a la dirección de Octubre, Centro de Cultura Contemporánea, la exposición abreviada, pero sin perder de vista el montaje del mural en tierras valencianas, la propuesta emocionó, pero este centro de cultura no logró contar con los recursos suficientes. En 2020 fui contactado por la dirección y el equipo curatorial del IVAM –comandada estos días por Nuria Enguita y, la Comunidad Valenciana hoy gobernada por una coalición de partidos de clara tendencia de izquierda– comentándome que se habían enterado de mi propuesta curatorial, la que contaba con la idea de llevar a cabo la reproducción del mural Retrato de la burguesía en su museo, que la propuesta les parecía factible y que de hecho me invitaban a colaborar como asesor de investigación externo de dicho montaje, el que más tarde sería nombrado, es su aspecto curatorial integral como «Los exilios de Renau» a inaugurarse el 8 de julio de 2021. Llego el 8 de julio y, en tanto que en el IVAM se estaba inaugurando la exposición «Los exilios de Renau» –con la reproducción escala 1:1 del mural del SME, así como del proyecto de mural de Renau La electrificación total de México acabara con la miseria del pueblo propuesto para ser pintado en las paredes del lobby del recinto histórico del SME de Antonio Caso 45– en su sede alterna la dirigencia ilegítima del SME –qué, habría que recordar, pesan sobre ella no solo dos demandas relacionadas con el debido proceso electoral llevadas a cabo en dos diferentes procesos electorales, sino además, la transferencia de sus funciones y representación en beneficio personal y de una empresa trasnacional, no de los trabajadores– se estaba llevando a cabo una asamblea judicial para quitar los derechos sindicales, y con ello, preparar la expulsión de todos los integrantes de las dos planillas opositoras demandantes y miembros que legítimamente piensan diferente a la dirigencia que actualmente defiende interese particulares y empresariales. Una asamblea a todas luces autoritaria y antidemocrática, pues no busca más que llevar a cabo una purga de sindicalistas democráticamente opositores, afectando con ello la trayectoria histórica de un organismo baluarte de la democracia a escala internacional. La ilegítima y minoritaria dirigencia del SME (de no más de mil personas), hoy se ostentan como «dignos» representantes de ese organismo, los que son dirigidos por una persona que forma parte, a su vez, del consejo de administración de una empresa llamada Mota Engil, empresa que el gobierno de Peña Nieto le otorgó un permiso leonino de explotación de la histórica y simbólica Hidroeléctrica Necaxa; Hidroeléctrica en varias ocasiones retratadas por el mismo Josep Renau y que reprodujo en el proyecto para el mural La electrificación total de México acabara con la miseria del pueblo hoy expuesto en salas del IVAM. Esa hidroeléctrica, hasta antes de la extinción de la empresa Luz y Fuerza del Centro decretado por Calderón, era operada por trabajadores pertenecientes al SME. En contraparte el Frente Amplio de Unidad, donde militan la mayor parte de sindicalistas opositores a la actual dirigencia empresarial (más de veintidós mil trabajadores y otros tantos jubilados) buscan la reinserción laboral en una nueva empresa eléctrica, el control del Estado de la Hidroeléctrica Necaxa, la justa restitución democrática de este histórico Sindicato, la legítima propiedad colectiva de sus recintos sindicales, incluyendo el edificio histórico el cual alberga el mural Retrato de la burguesía, siempre tomado como estandarte de lucha por los sindicalistas democráticos, hoy propiedad de la clase trabajadora del mundo.

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